domingo, enero 22, 2006

Mates con Donkin' Donuts (revisited)

La Foto del dia - "Mates con Donkin' Donuts Revisited"

Aprovechando el fin de semana, termine de leer "El Lago" (SPOILERS AHEAD!). Es un muy buen libro y las historias de los personajes cruzan y mezclan cada uno de los "monstruos" que persiguen. El viejo Lanz, que sufre del mal de Korsakov y no recuerda ni como se llama su mujer, pero que sin embargo se ve perseguido por la imagenes de los campos de concentracion. El pobre "Pedro", tirado en un barranco, golpeado y torturado deja entrever el monstruo de los secuestros durante la dictadura militar en Argentina. Y finalmente Ana, pobrecita, con su pleciosaurio, el mismo que su padre busco hasta la locura durante toda su vida.
En definitiva, un muy buen libro, bastante entretenido y atrapante, porque casi desde el segundo capitulo en adelante es imposible dejar de leer.

Ahora sigo con "El Juego de Abalorios", les dejo la sinopsis del libro a continuacion.

Sinopsis "El Juego de Abalorios" - Hermann Hesse (creditos www.tematika.com)

Bastien Perrot, experto en música, dio el nombre de Juego de abalorios a un ejercicio intelectual para el cual utilizaba perlas de vidrio en lugar de signos gráficos. Pitágoras, los chinos, los humanistas del Renacimiento, los románticos, imaginaron una y otra vez ese juego. "Aspiraban -dice Herman Hesse- a encerrar el universo espiritual en círculos concéntricos y unir la belleza viviente del arte con la magia de las fórmulas propuestas por las ciencias exactas". En este relato, el autor imagina un Estado donde impera el Espíritu y cuyo nombre es Castalia, es decir, el país de la castidad.
En él un grupo de jóvenes se consagran a la música, a la astronomía, a las matemáticas, con absoluto desdén por todo placer carnal. En el centro de ellos, Joseph Knecht, representante de Ia orden laica de Castalia, enseña a los benedictinos el "juego de abalorios", entablando relaciones con la orden religiosa dirigida por un historiador, que de ese modo lo introduce en el seno mismo de la ciencia histórica. Será la Historia la encargada de demostrar que Castalia no puede ser eterna; el dinamismo del mundo exterior chocará irremediablemente contra la perfección inmóvil del casto país. Entonces se volverán más reales las proféticas palabras de los poemas de Knecht: "Debernos ir alegres por la tierra/ sin aferrarnos nunca como a una patria; / el espíritu no quiere encadenarse.../ sólo quien está pronto para irse/ puede escapar al hábito que mata".

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